
México ha ajustado a la baja su estimación de crecimiento económico para el año 2025, con un pronóstico que ahora sitúa el crecimiento entre el 1,5% y el 2,3%. Este ajuste, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, responde a diversos factores, entre ellos, el menor dinamismo en la inversión residencial y los continuos choques de oferta que afectan la economía desde finales del año pasado. Además, las incertidumbres sobre la política comercial de Estados Unidos, especialmente en relación con las decisiones de la administración de Donald Trump, siguen influyendo en la cautela empresarial y en el panorama económico general.
A pesar de los desafíos, la Secretaría de Hacienda considera que la demanda interna será la clave para mantener un crecimiento positivo. El consumo de los hogares, junto con la inversión pública y privada, se perfilan como los principales motores del Producto Interno Bruto (PIB) del país en los próximos años. Además, la diversificación de la economía mexicana y un mercado interno robusto proporcionan un colchón ante los choques externos, mejorando su capacidad de adaptación a situaciones internacionales adversas.
En cuanto a las expectativas para el consumo privado, se prevé que se fortalezca gracias a la creación de empleos, el aumento de los salarios y un mayor acceso al crédito, lo que contribuirá al crecimiento económico. Los programas sociales también seguirán desempeñando un papel importante al mejorar los ingresos de los hogares y reforzar su poder adquisitivo.